jueves, 17 de diciembre de 2009

Bienvenidos

7:00 pi pi pi pi pi.
-Un poquito máaaaaaaaas-gruñó una voz escondida debajo de las sábanas.
De aquel gurruño salió una mano que golpeó con fuerza el despertador. zZzZzZz
7:15 pi pi pi pi pi
-Un poquito máaaaaaaaaaas-volvió a gruñir.
Alzó la cabeza, donde lucía una espesa mata de cabello negro completamente enmarañado. Con sus verdes ojos confusos, dejó vagar su mirada por el desordenado cuarto de paredes… ¿celestes? Bueno, en su momento hubieran sido celestes, ya que se encontraban llenas de cualquier tontería: entradas de partidos, póster de películas, actores y equipos de baloncesto, un calendario enorme y mil y una fotos ocultando cualquier posible resquicio de color celeste. Se incorporó levemente en la cama, desperezándose con lentitud. Se levantó y se dirigió al escritorio repleto de libros de cualquier género, autor y contenido, esquivando mil peluches en el camino. En la mesilla, descansaba un vaso rojo lleno de zumo de naranja.
Ella lo tomó de un solo trago, se acercó al armario y sacó los primeros pantalones que tuvo al alcance. Ídem camisa.
Con la cara de sueño y las pestañas repletas de lagañas, acudió al baño. Metió la cabeza bajo el grifo y la dejó ahí por unos segundos. Al acabar, alzó la cabeza y se miró a sí misma fijamente. Ladeó la cabeza y frunció el ceño.
Cogió un cepillo e intentó, vanamente, ordenar algo de entre esa maleza que tenía por pelo.
-¡Desisto!-exclamó, exasperada.
Bajó las escaleras saltando los escalones de tres en tres.
-¡María! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no saltes por las escaleras?
-Buenos días a ti también, mamá-respondió ella y se sentó en la mesa del comedor.
Un buen tazón de los ciento un dálmatas repleto de cereales Special K con chocolate y un calentito vaso del bicho del colacao lleno de leche con azúcar la esperaban.
Los acabó, rauda, y se levantó dirección al estudio, donde estaba su mochila repleta de los libros del día anterior y de papelitos mal usados (borradores de cuentos, dibujos inacabados, apuntes estropeados, chicles envueltos…). La preparó para ese mismo día.
El ruido de llaves en la puerta principal, le indicó que el reloj marcaba ya las ocho menos cuarto. Subió aprisa al cuarto de baño y se lavó los dientes concienzudamente. Echó una mirada asesina a su melena descontrolada y volvió a bajar.
-¡Buenos días, yeye!-exclamó a la mujer que acababa de llegar, la señora que limpiaba su casa y que llevaba con ellos desde que ella tenía un año y medio.
Fue al garaje y sacó unos zapatos adecuados para la lluvia y cómodos, o sea, unos tenis viejos, usados y rotos, y se sentó en los primeros escalones de la escalera a ponérselos.
El timbre sonó y de la planta superior se escucharon los gritos del padre recién despertado.
La joven suspiró y fue a abrir la puerta. En ella se encontraban sus tres vecinas, a las que su madre llevaba todas las mañanas al instituto. Las saludó con una sonrisa.
-Bueno, ¿listas?-preguntó su madre, entrando en escena cargada, como siempre, de libros de texto para sus clases.
-Voy a por la mochila-dijo la joven y volvió al estudio.
Se despidió de su “yeye” y, con la mochila al hombro y la carpeta en mano, anduvo con paso pausado por la oscura calle dirección al coche azul que cada día estaba aparcado más lejos. Ocupó el asiento delantero, se apoyó contra el cristal y suspiró, preparada a pasar seis horas seguidas con el culo pegado a una silla naranja y azul.



Todo estaba silencioso en aquella habitación en penumbra, únicamente alumbrada con la ligera luz que emitía una pequeña lamparita azul enchufada a un alargador. El reloj del escritorio mostraba ya un minuto para las siete y cuarto de la mañana, hora para que el mono-peluche-despertador de Almudena se incorporara de la silla-mesita de noche donde se encontraba apoyado y gritara a más no poder que su profundo sueño debería terminar justo ahí.
-¡¡UH AH AH AAAAHHH UH AH AAAAHHH!!
-¡¡¡@¨*^”@*•$%&//(((/&% con el mono de los @%$%&/&&^´^*´^¨`¨!!!-bramó una silueta bajo las sábanas engurruñadas de la cama, y una mano salió de ellas en busca del collar del mono para apagarlo.
Cinco minutos después de aquella aventura, la chica caminaba medio dormida por toda la habitación con paredes de colores: azul, verde, rosa y lila, sorteando los miles de millones de peluches que normalmente cubrían su cama camino del cuarto de baño, preparándose para la disputa con su padre para ver quién entra primero… pero como siempre, al llegar a la puerta descubrió que sus padres no han oído el despertador y entró con parsimonia en aquella santa y blanca habitación, preparándose para empezar a desperezarse y comenzar un nuevo día.
-Almu, ¿te queda mucho?- se escuchó tras la puerta, y, picaronamente, la chica comenzó a sonreír preparándose el mismo monosílabo de siempre que ponía a su padre de los nervios.
-no, papá, me queda poco
-ojú… me voy a desayunar…-y con esas palabras, el padre de la chica bajó por las escaleras dejando a la joven sonriente por su victoria al tomar el baño.
Tras esto, se acercó lo más que pudo al espejo, y observó con detenimiento todos sus rasgos… su pelo, castaño muy oscuro corto y abombado por la almohada… sus ojos marrones un poquitín almendrados… su nariz respingona y sus miles de pecas adornando graciosamente el puente entre sus ojos.
-como siempre…
-¡Venga, Almu!-se escuchó desde el piso inferior
- ¡ya voy!- y como pocas veces solía hacer, empezó a darse prisa para que su padre pudiese entrar en el baño.
Los cereales Special K bailaban alegres en el tazón de piolín y silvestre que tanto le gustaban, mientras en la tele el ratón Mickey presentaba alegremente la House of Mouse.
-¿Qué tienes hoy a primera?-preguntó Inma, su madre, mientras fumaba un cigarro a su lado, y la chica luchaba por enviar el humo hacia otros lugares.
-tengo a Trujillo a primera… ¿qué hora es?
-son las ocho… ¡Almu, las ocho!
-¿por qué siempre que tengo a Trujillo a primera llego tarde?-exclamó, y se levantó rápidamente del sofá del salón corriendo a coger la mochila y la carpeta de converse artesanal.
Corriendo, ambas, madre e hija, montaron en el coche, y se dispusieron a cruzar el pueblo-ciudad camino al instituto en la otra punta, topándose con ciclistas y otros retrasados de hora.



¡RIIING!
El timbre del instituto rebotó por todas las paredes blancas de loza, dejando sordos a la mayoría de chicos y chicas que estaban junto a él.
María miró el reloj impaciente, y acudió por entre la masa de alumnos en busca de Melani. Al cabo de miles de empujones para abrirse paso, una cabellera rubia se hizo a la luz.
-Mel, ¿qué tenéis a primera?
-Trujillo- dijo con voz cansina. Trujillo era el nombre del profesor, y la asignatura que impartía, Ciencias para el mundo contemporáneo, ya había tomado su nombre como título para sus alumnos.
-¿Ha venido Almu?
-No, hay Trujillo a primera, ¿cómo va a llegar temprano?-se escuchó la voz de Alberto que venía junto a ellos, acompañado por Mario, Trini, Rocío y Cristian.
-Tengo que darle un papelito-se quejó, mordiéndose el labio inferior.
-¿otra historia?- se quejó Mario- PENOSO.
-Nuestras historias no son penosas…-dijo María cruzándose de brazos
-¡Sí lo son!-exclamó Alberto
-¡No lo son!-dijo Almudena, llegando junto a ellos, con su carpeta de converse hecha a mano.
-¡Almu!-exclamó María.
La chica pasó de ella y saludó a todos los demás presentes.
-¡eh!-protestó
-Lo mejor siempre se deja para el final-se acercó a ella y la abrazó.
-¡Ay, qué bonito!-dijo, y se “renguinchó”
-Bueno, dame el papel que por ahí viene Trujillo
Todos entraron en sus clases, y una hora después el pasillo estaba totalmente abarrotado.
-¿Has escrito algo?- preguntó María escondiendo su cabeza en el cabello de Almu y sobresaltándola de golpe.
-¿Qué? ah, no… tenía Trujillo
-¡Joeeeeeee!
-Ay, no te cabrees
-No me cabreo
-Si te cabreas
-¡No!
-¡Si!
-¡No!
-¡Si!
-¡Si!
-¡No!
-¡Já!
-Apush
-Bueno, bueno, María- dijo Alberto rodeando el cuello de Almu con sus brazos- ¿Otra vez os estáis peleando?
-¡No!
-¡Sí!
-¡Cállate! que me duele la cabeza-protestó
-Lo raro es que no os estéis peleando vosotros-contestó María
-Eso es porque todavía no ha nombrado el wow
-¿ves? Siempre sacas el tema…-refunfuñó Alberto
-Si no estuvieras enviciao…
-¡Que no estoy enviciao!
-Lo que tú digas
-No ve la pesá… Carolina, me voy contigo que estas son mu pesás
-¡Eh! Que yo no he dicho nada- protestó María- bueno, al lío
-Bueno, qué va a pasar en la historia que me he quedado pillada.
-¿qué parte era?
-Cuando el buenorro de Eric se mete en el río con Vera, creo.
-¡Ais! ¡Me encanta Jesús! -exclamó, soñadora.
-Mira, ahí viene Carmen, la de mates… a ver si escribo algo…
-Yo tengo ahora lengua con Leonor, me voy, ¡escribe!
-¡adiós!

4 horas y media más tarde…
-¿lo pasas tú a limpio o yo? Son muchas hojas…- dijo Almu mientras bajaban las escaleras.
-Dámelo, yo hoy entreno a mis niñas y juego al baloncesto. Tengo tres horas entre medio.
-Toma- se lo tendió- me voy con mi madre que me recoge en la farola.
-Yo tengo que bajar a la playa, ¡Adiós, Tú!

AL DÍA SIGUENTE (sábado)

●.almurocks.● dice:
-hola!
-MéeRii..*-Y Vivir Mil Aventuras  dice:
-ei
●.almurocks.● dice:
-as pasado a limpio lo otro?
-MéeRii..*-Y Vivir Mil Aventuras  dice:
-me ha costado la misma vida pero si
●.almurocks.● dice:
-seguimos?
-MéeRii..*-Y Vivir Mil Aventuras  dice:
-querrás decir següimos, no?
●.almurocks.● dice:
-vale, següimos xD
- cuelgas el capi en el blog?
-MéeRii..*-Y Vivir Mil Aventuras  dice:
-ya
-bueno, empecemos…

3 comentarios:

 

Copyright©2009 xQ la magia no es sólo cosa de películas.. All rights reserved.
Plantilla por M.O.Amusco.